martes, 14 de octubre de 2014

Personas que no deben existir

Las noches muerden, apestan, las odio…


Mira tu que venir a decir que apestaba, en mi cara, en mi terreno, déjame decirte que este cabron los tiene puestos, bien puestos. No como la mayoría de nosotros que hablamos a espaldas, que envidiamos en secreto al amigo y al enemigo, que de honestidad no tenemos nada. Pero este cabron que me busque de esa manera, que me apunte con el dedo índice mi pecho, advirtiéndome de que no toleraría otro acción irresponsable como las que se hacer. La verdad es que quedan pocos hombres como él la mayoría hace eso ateniéndose a pistola en mano o a secuaces por detrás. Sabia que no tenia que discordar con mi hermano siempre a sido un idealista, un reformador, revolucionario, mira que el piensa que el mundo va a cambiar, que nuestro pueblo va a cambiar, aun tiene fe en  las cosas buenas, la verdad es que no se como no se embarra con la mierda si habita en ella, no, claro que no, el a pasado por horrores imaginables, la violación de una hija, el secuestro de un hermano y uno que otro robo, nunca acepto mi ayuda, que no me quería deber nada, y sabes que un hombre que no anda armado en estos tiempos que vivimos la verdad es que hay que temerle y yo empiezo a temerle, no, no te rías, mira que si él me recuerda algo, algo que me atormenta, algo que perdí, las cosas bonitas de la vida, la esposa, los hijos, los paseos, lo que pudo ser, pero es que me mostraron los billetitos y que estos me encandilan, olvide que quería ser escritor, olvide los libros de papa, los cuentos de mama, todo ese mundo de fantasía de ilusión los cambie por realidad y veme que quiero creer que valió la pena mírame con todo el poder y el miedo que impongo, mi sola presencia hace que los demás bajen sus ojitos, su cabeza, no tengo amor pero tengo sexo con quien quiera, tu crees que quisiera regresar a esos cafés de antaño cuando deambulaba por calles queriendo encontrar magia, o cuando encendía un cigarro y me llenaba de sueños o tomar aquella mano suave y pequeña que calmaba mi ímpetu, ¡no cabron! mira que no vuelvo, ahora mi cartera esta llena, valgo ahora, pero cada vez que veo a ese cabron me recuerda esa antigua vida. No, no quiero que lo escarmientes, ni que le des una paliza, quiero que lo mates.





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