Para radicalizar el arte, el ingrediente principal es la
miseria total, entendamos como miseria ese estado emocional donde se conjuga el
odio y el amor. Cosa que yo no he podido hacer, llevar estas dos palabras hacia
su expresión total, como que siempre queda algo, algo que no se dice. Y también
por que me he visto sonriendo como idiota, y bendecido a veces mi día, mi
comida, mi despertar etc.
Al parece no tengo control total de lo que pienso, es
como si mi mente tuviera voluntad propia, (cosa que me cuesta trabajo creer) me
he cachado soñando en triunfos diversos como ala vez en criticar a los que
considero como imbéciles, pero he ahí la paradoja, él imbécil soy yo. al no
poder cambiar, quitar, extirpar, diluir estas conductas, complejos enfermizos
que bloquean, mi libido, mi espíritu, mi energía, mi ki, me veo
inconscientemente obligado (y a veces creo que lo hago con placer) a hablar,
destruir, herir envidiar a otro ser humano. solo después de el acto me queda
una sensación metálica como de culpa, pero solamente es pasajera.
Mis sueños son pueriles, fantasiosos, imposibles. gasto
demasiada energía en eso, de repente mato a un amigo, o a papa, o a mi ex
esposa, o a mi novia e incluso yo he tenido muertes gloriosas, me imagino como
seria el funeral, lo que diría, lo dirían, hasta se me salen las lagrimas de
solo imaginarlo, he caminado largas cuadras pensando que estoy en un campeonato
mundial de maratón y como siempre yo soy el ganador. el chico que se queda con
la chica, el amigo que salva a la amiga, el héroe, el valiente, etc. pero ya me
despierta la realidad siempre atenta a mis desvaríos, las deudas, los viajes,
las angustias, el hambre, la frustración, el resentimiento acumulado por años
por el simple hecho de no querer reconocer mi patética existencia.
Y así amada mía, es como lo trivial, lo frívolo deviene
en sustancia, esencia, esperanza, luz, vida, muerte y otra vez vida y otra vez
muerte, esperando que el recuerdo no nos mate.