ESTADO FALLIDO.
(falle en la garantia de mis servicios básicos)
Nos gustaba andar por los bares de la zona centro, ir de bar en bar, así como íbamos de mentira en mentira, nos mirábamos a los ojos con complacencia, cómplices de un destino absurdo y mediocre, DIOS o lo que sea que regia la vida en ese entonces era un rival de nuestros sueños, en el misterio de la noche cuando lo soledad templaba mis huesos rumiaba mi existencia, claro que era algo que omitía a los que estaban en mi alrededor, no lo sabíamos pero cada inicio de borrachera era esperanzadora, pero como siempre todo terminaba cada vez peor, el infierno era real y tangible ¿como admitir la impotencia cuando el ego te sobrepasa?
Ella siempre vigilaba mis pasos, preocupada por mi y mi futuro se empeñaba en ayudarme, ahora que recuerdo nunca digo que no a ninguna de mis invitaciones, siempre contestaba mis llamadas, aun en la profundidad de la noche, pensaba que el chico de hace algunos años, él alegre, él inteligente señor Nimrod volvería a emerger, en honor a la verdad nunca le prometí nada.
En ese entonces ya sin un trabajo fijo vivía de lo que me daban mis camaradas, y lo que ellos daban era cerveza y cigarros, mentiras y verdades a medias. Yo les pagaba escribiendo notas de amor a sus chicas y trayendo las chelas, mas lo segundo que lo primero. había sobrevivido a tres intentos de suicidio,* a una separación y aun divorcio, a una mordedura de perro y a un piquete de araña, aun ataque sexual, y la madrizas de mama, a dos días de carcel y a vivir en la calle esas eran mis credenciales.
No que paso esa noche de noviembre, la lluvia el frío arreciaban, caminaba con mis botas viejas y una de ellas ya con un hoyo en la planta que como mejor pude intentaba tapar con cartón y plástico sentía el sabor del piso y del frío. Yo ya no entendía nada, (por no decir que nunca he entendido algo) la fuerza para revelarme contra DIOS y sus manifestaciones apocalípticas me habían abandonado, el amargo sabor de la boca, el deseo contante de morir cada noche, el odio al luz de la mañana era lo único constante que me acompañaba día que me acompañaba. el vacío del pecho era insondable, y un llorar incontrolable me acompañaba cada vez que me encontraba solo... y ahí en noviembre en esa noche caminando cuando pensé que yo iba seguir así por siempre, seguro de que jamas emergería de este infierno apareciste TU.
*hace algunas años escuche una frase común en mi región "hasta para valer verga, vales verga" reí y recordé los días fallidos.
